En el artículo anterior vimos que la magia ilusionista contribuye a la esperanza en sí misma, entre otras razones porque supone un regreso a la infancia, por el mensaje implícito de que lo imposible puede hacer realidad y por la creatividad y vías alternativas que abre, al hacer saltar por los aires el lenguaje de la lógica y de nuestra racionalidad.
Esto es, la magia es esperanzadora de por sí. ¿Pero y si, además de todo esto, transmitiera un mensaje o idea esperanzadora para los espectadores asistentes a la sesión?
Pues este es el objetivo del enfoque trascendente. El rizar el rizo, de modo que forma y fondo se unan para dejar una huella de esperanza en el espectador.
La magia puede vehiculizar un mensaje o idea esperanzadora.
El efecto, la rutina o incluso la sesión entera pueden servir de vehículos (en términos de Luis García) para expresar una idea o un mensaje beneficioso y esperanzador para el espectador.